2 de junio de 2015

Yogur de ciruelas, clavo y canela

Hacía tiempo que no subía una receta de yogur. Y no es porque no los coma, todo lo contrario, al menos uno cae todos los días. La pena es que ahora, desde que el Notario está en el corazón de África sufriendo diarreas, los yogures me duran más y tengo que regular mi ansia de seguir experimentando inventos en botes de cristal (sigo hablando de yogures, no de aberraciones de la naturaleza en formol). Lo bueno de que no esté es que no tengo un inspector de neveras que confisca para su barriga lo que buenamente cree adecuado. Pero, como las oscuras golondrinas, volverá. Y a su regreso encontrará yogures de pimiento (en mi maldad intrínseca así me garantizo que no se los coma. Aunque bien pensado un yogur de pimiento lo mismo es una guarrería).
Los que si estaban muy buenos eran estos de ciruelas. Me encantan las ciruelas. Pero tienen que ser de las negras con la pulpa roja casi negra. Sé que a todo el mundo le encantan las claudias, pero eso es lo fácil. ¿Sabéis cuántos tipos de ciruelas negras hay con la pulpa blanca? Casi todas. Por eso, cuando las compro, aunque pregunte al tendero (que normalmente se inventa la respuesta), el primer bocado de uno de los ejemplares es siempre una sorpresa rodeada de un halo de misterio. A veces me llevo un chasco (porque son blancas), a veces una feliz alegría. Éstas de los yogures eran de pulpa blanca-amarilla. Tenía que quitármelas de encima para seguir mi búsqueda de la ciruela perfecta. Encontrar las que me gustan es más complicado que el viaje de regreso de Ulises a Ítaca.

Para 7 yogures

1 litro de leche desnatada
200 g de ciruelas
1 palo de canela
4 clavos de olor
1 yogur natural desnatado
50 g de azúcar o equivalente en edulcorante
2 ó 3 cucharadas soperas de leche en polvo

Pelamos las ciruelas y las rehogamos en una olla con el azúcar unos 10 minutos. Dejamos enfriar. En otra olla infusionamos la leche con los clavos y la canela. Dejamos que atempere. Una vez estén todos los ingredientes a temperatura ambiente los ponemos en el vaso de la batidora y trituramos. Vertemos en los vasos de la yogurtera y dejamos 10 horas. Retiramos a la nevera al menos 4 horas antes de consumir. ¡A disfrutarlos!

3 comentarios:

  1. Hola Silvia, acabo de descubrir tu precioso rinconcito y ya me tienes fascinada, que ricura, tiene un poco de todo, como a mi me gusta, je, je, je...
    Por supuesto que donde se ponga una ciruela bien negra, que me quiten todas las demás, para mi es la perfección de la naturaleza frutera, o como diantres se diga, ja, ja, ja.
    Y ya para terminar , que dir, que tu yogur roza la perfección, así que quítalos rápido del frigorífico, que en cuanto llegue tu notario, se los zampa todos,
    Besos y encantada de conocerte, me quedo por aquí echando un vistacito!!

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    Respuestas
    1. ¡Hola otra vez! Que acabo de escribir en tu blog pero se me ha olvidado decirte algo muy importante: ¡Me has dado la vida con las castañas en almíbar! Tú no sabes el mosqueo que tengo cuando no es invierno porque no soy capaz de comer una castaña decente! De repente soy una persona nueva jajajaja
      Me alegro de que te guste mi espacio y, sobre todo, me encanta que te encanten las ciruelas negras! Que todo el mundo me mira raro cuando digo que las prefiero a las claudias. La gente sufre de racismo ciruelil y yo me indigno (en soledad) jajaja. Un beso grande! PD: estoy pensando en instalar en la puerta de la nevera una mano que dé collejas cada vez que el Notario la abra.

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    2. Silvia, no te quedes con las ganas, si te gustan las castañas, las pilongas, son perfectas para comerlas fuera de temporada, eso sí, cuanto mas secas estén más tiempo tendrás que tenerlas en remojo, y probablemente se rompan con más facilidad, pero haciéndolo con mimo, hasta troceadas están riquísimas.
      PD: Con respecto a las ciruelas, tendremos que pensar en una ONG en defensa de las pobrecitas, tan poco valoradas, con lo buenas que son!!!

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