25 de junio de 2015

Ljutenica. Receta serbia


Hacía tiempo ya que no subía una receta de mi adicción favorita: los patés vegetales. A mí en la hora de la comida me quitas un palito de zanahoria untado en un mejunje de verduras trituradas y mi interior empieza a colapsarse inmediatamente. La cosa es que la gente de mi alrededor no los suele preparar casi pero cuando vienen a comer a casa y les pongo el paté de rigor, oye, vuela en un plis. A veces los utilizo también como base para pizzas en lugar del tomate. El de remolacha en una pizza con berenjenas, alcaparras, maíz y pavo está para pegar empujones al que se meta por medio.
La verdad que en el este de Europa tienen muchos patés y guarniciones de este tipo, sobre todo en las zonas que lindan con la antigua persia aqueménida. Si es que lo que hay para comer es lo que hay. A la naturaleza no se la puede forzar que luego nos salen judías en la frente y no sabemos de qué (y así nos va).
Yo aprovecho mis ratos libres (que suelen ser más de los deseados) y me dedico a buscar recetas en webs en idiomas que casi ni entiendo. Pero oye, ya sé cómo se escribe "tomate" en multitud de lenguas. Muy útil. Ahora puedo visitar esos países y chillar por la calle "¡Tomateeeee!" en el idioma que toque. Igual alguien me tira uno a la cabeza para que deje de vociferar tonterías.

El ljutenica es un paté vegetal que también se usa como guarnición o sopa fría veraniega (estilo gazpacho) en Serbia. Como buena nación que fue en sus tiempos Yugoslavia dependiendo de la zona se prepara de distintas maneras y con distintos ingredientes. Éste es un poco más picante que el que se considera más común y que recibe el nombre de ajvar (por si queréis buscarlo por ahí). Yo os dejo éste y probablemente comparta más adelante otras variedades porque están todas de toma pan y moja.



Ingredientes

1 pimiento rojo hermoso (de unos 300 g)
200 g de tomates
1 zanahoria
1 diente de ajo
1/2 cebolla mediana
100 g de berenjena
1 guindilla roja
aceite de oliva, sal y pimienta negra
1/2 cucharada de postre de azúcar

Ponemos a asar todas las verduras (excepto la guindilla) unos 20 minutos a 180º (la zanahora la pelamos y la cortamos para que se ase antes). Sacamos y retiramos las pieles del tomate, la berenjena y el pimiento. Las introducimos en el vaso de la batidora junto con la guindilla machada, el ajo, la sal, una pizca de pimienta negra y un chorrito de aceite de oliva. Trituramos hasta que alcance la textura deseada. Dejamos atemperar y servimos con pan o crudités. ¡A comer!
.

2 comentarios:

  1. Te voy a confesar que yo sin tomates no se vivir. Es una relación tan amorosa e íntima que viene desde la niñez jaja y asi seguimos, por los años de los años y no le veo cura posible, ni la pretendo que también hay que decirlo.
    Así que cuando quieras, me pasas la lista de decir tomate, que me apunto contigo a vociferarlo allí donde se tercie, así los tomatazos nos lo llevamos a medias.
    Un receta que engrosa mi lista de pendientes, y que no la hago ahora porque no tengo algunos ingredientes, pero dame un día o dos, verás que rico.
    Besotes gordos mi niña, sigo con la próxima.

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    1. jajajajajaja Pues cuando quieras nos liamos el mandil a la cabeza y nos vamos de viaje por el mundo a chillarle a la gente "¡Tomaaateeee!!" en su idioma. Creo que pocas cosas me dan más lástima que ver todos los años en las noticias "la tomatina". ¡¡¡Todo el tomate por los suelos!!! Negra me pongo! jajaja Me pasa como a ti, como no tenga tomates pongo morros de niña enfurruñada y me voy corriendo a por ellos! Ayer me pasó y para compensar me hice con unos tomates rosas de barbastro que valían más que yo el kilo. Pero maja, ¡eso no tiene comparación! Los lavo y me los como como si fueran manzanas (con un poco de sal y aceitito de rigor). Ya me están dando ganas de comerme uno y acabo de zampar jajajaja Un besazo grande!

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