30 de abril de 2015

Yogur de leche de cabra


Cuando he salido a la sierra y, de repente, me he encontrado con una cabra, inmediatamente me pasan dos cosas: siento admiración y suerte por estar viendo una cabra haciendo lo propio y me entra un poco de pánico escénico porque esos bichos están como auténticas regaderas. Así que lo mejor es salir haciendo mutis por el foro no vaya a ser que al animal le dé por pensar que eres Skeletor, el malvado.
Normalmente también me sale la vena cromañón y pienso (y digo en alto, que es peor): "¡Qué rico!". Entonces la gente te mira raro o se ríe. Pero a mí no me engañan, sé que en el fondo ellos también lo han pensado.
Sin duda lo que más me gusta de las cabras es la leche. Es una cosa fantástica porque, en general, con lo mal que me sienta la leche de vaca, la leche de estos animales no me cae como un yunque de Acme. Por lo visto, aunque tenga más grasas que la leche de vaca, la leche de cabra tiene menos lactosa y sin ser absolutamente intolerante es más o menos una alternativa en mi caso.
Antes costaba bastante encontrarla en los establecimientos pero ahora, gracias al señor Compraseñoras (Mercadono para los amigos), la tenemos ahí al lado esperando a que nos la llevemos a casa.

En esta ocasión decidí hacer unos ricos yogures. El problema de la leche de cabra es que estamos tan acostumbrados a que su sabor venga en rulo de queso que es difícil no asociarlo a ello. Pero estos yogures están muy buenos y sirven para quitarse un poco esa lacra.

Para 7 yogures

1 litro de leche de cabra
1 yogur de cabra
50 g de azúcar o edulcorante al gusto
2 ó 3 cucharadas soperas de leche en polvo

Mezclamos todos los ingredientes en el vaso de la batidora. Echamos en los recipientes del yogur y metemos sin las tapas en la yogurtera durante 10 horas. Retiramos e introducimos en la nevera al menos 4 horas antes de consumir. ¡A disfrutar!

2 comentarios:

  1. Hola guapísima !!!
    Me río contigo un montón, que lo sepas.
    Eso para empezar, y después, sigo diciéndote que aquí en Canarias, es de lo más normal verte los cabreros con sus rebaños de paseo para que pasten por aquí y por allá. Vamos, la misma acción que en Asturias o Cantabria con las vacas, pero en tamaño más reducido ;)
    Y la mayoría de los quesos son de cabra, una verdadera delicia, por lo menos a mí me lo parece así. El yogur de esta leche también me gusta mucho, suelo comprarlo de una marca local que lo venden en tarrinas de medio kilo, pero como bien dices es cada vez más fácil encontrarlo y tiene una digestión más fácil.
    Hay quien por supuesto no quiere ni olerla, pero particularmente, me encanta.
    Ten cuidado con la próxima que veas, jaja por si le acude alguna mala intención en el momento...por cierto ¡¡ qué ricos cuando son pequeños!! una carne excelente donde las haya.
    Tus yogures, divinos de la muerte.....cómo me enrollo por cierto.
    Besotes gordos mi niña, feliz día.

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    Respuestas
    1. ¡Buenas! Yo cada vez tengo más claro que la península no es para mí. Y no porque me gusten las playas, que no, que yo soy más de monte que las amapolas, pero entre los plátanos (que tengo el gen monete más desarrollado que ellos y unas ganas locas de ir al museo del plátano en Tenerife) y ahora esto que me cuentas de las cabras (que no tenía ni idea)...¡algo malo hice en otra vida para tener que vivir en Madrid! jajaja Madre del amor hermoso ¡Tarrinas de medio kilo de yogur de cabra! Eso me iba a durar a mí lo que dura un anuncio subliminal! ¡Qué ricooooo! Y la gente mucho decir que si las cabras no se comen, que si tal, que si pascual, pero yo cuando trabajo en la carnicería en Alcampo es sacar un cabrito en cuartos y es que ni lo compran, directamente lo roban, sin complejos ni nada. Tan malo no estará (lo malo es el precio que tiene aquí). A mí me encanta. Así que nada, ya te digo que el día que vaya a Canarias no me arrancan de ahí ni con espátula, me agarro a las lapas y a ver quién me suelta! Muchos besooos!

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