19 de marzo de 2015

Shortcake de avena y espelta con fresas


Venga, que no se diga: ¡Vamos a celebrar San José! ¡Felicidades a todos los padres y Joselines del mundo! Desde que era pequeña la expresión "día del padre" siempre me hacía pensar en que se estaba celebrando el día del cura, debe de ser porque en portugués padre es cura (sé que en castellano también, pero es más común el vocablo "cura"). El caso es que esa expresión me producía cierta perplejidad que rápidamente se resolvía con cualquier otro pensamiento del tipo: "me pica la planta del pie, ¿ahora cómo me rasco si estoy en la calle?", o algo similar. Así que tampoco fue un trauma, no temáis por mí.

Al lío: una de las cosas que más me gustan de la repostería son las elaboraciones inglesas. Son de sencilla preparación y tienen una presencia que ni George Clooney, oiga. Las shortcakes siempre me han encantado pero para mí tienen un inconveniente: mucha mantequilla. No es que tenga nada en contra, pero prefiero otro tipo de ingredientes menos saturados que me faciliten la digestión, que luego vienen las largas y tediosas discusiones con el Sr. Roca. Así que modifiqué un poco la receta y la hice más integral, sana y ligera, pero si queréis la original os dejo aquí la de Martha Stewart. Existe también una versión japonesa en la que el soporte de la tartita es un bizcocho. Eso ya, al gusto.
Yo la rellené de nata y fresas porque es la tradicional y mi favorita, pero esto es como todo, si queremos Nutella la untamos y pocos cuentos de nata y fresas. Os dejo la receta:


Para 2 grandes o 4 medianas:

100 g de harina integral de espelta
30 g de avena en copos
180 g de puré de manzana o 100 g de puré de manzana y 50 ml de leche o nata
1 huevo M
1 cucharada sopera de miel
1/2 cucharada de postre de salvado de espelta
2 cucharadas de postre de levadura química
1 cucharada de postre de esencia de vainilla

Relleno:

Fresas al gusto
Nata al gusto

Precalentamos el horno a 200º. Mezclamos la harina, los copos de avena, la levadura y el salvado. Por otro lado batimos el huevo y añadimos la miel y la vainilla hasta que nos quede un potingue homogéneo. Vertemos ahora el puré de manzana y mezclamos. Añadimos los líquidos a los secos y removemos bien hasta que tengamos una pasta muy poco espesa. Parece poco manejable pero al hornearla se hace compacta. Con un cucharón (o con las manos lo hice yo) colocamos porciones de la masa sobre papel sulfurizado en la bandeja del horno. Horneamos durante 25-30 minutos a 180º, o hasta que estén dorados. Sacamos, dejamos enfriar y rellenamos. ¡Enjoy!



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